Dia Mundial del Medio Ambiente 05 junio 2014
Si no custodiamos la creación, ella nos destruirá
SS Francisco. Audiencia 21mayo 2014
V ENDUC
Energía y medio ambiente: “poner las energías al servicio de la paz, respetando las exigencias del hombre y la naturaleza”
Jaime Santillana, Julia Salinas de Santillana. Universidad Nacional Ingeniería. Facultad de ingeniería química y textil. Lima Perú. Noviembre 2010
La invitación al hombre para colaborar con Dios en perfeccionar la creación.
Al principio, Dios, una vez creado el cielo y el mar, la tierra y todo lo que ella contiene, crea al hombre y a la mujer y……. "vio Dios cuanto había hecho, y todo era muy bueno" (Gén. 1,31). Dios confió al hombre y a la mujer todo el resto de la creación. “La llamada a Adán y Eva, para participar en la ejecución del plan de Dios sobre la creación, avivaba aquellas capacidades y aquellos dones que distinguen a la persona humana de cualquier otra criatura y establecía una relación ordenada entre los hombres y la creación entera. Creados a imagen y semejanza de Dios, Adán y Eva debían ejercer su dominio sobre la tierra (Gén. 1,28) con sabiduría y amor.” (1)
Dios les encarga "sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla”. El texto bíblico evidencia la amplitud y profundidad de la soberanía que Dios da al hombre. Se trata, sobre todo, del dominio sobre la tierra y sobre cada ser vivo. (2)
En palabras de G. Doig (3) “se trata de una invitación a que colabore con Dios en la perfección de la creación, y de esta manera, mediante su actividad dé gloria al Creador”. “Como señala la Gaudium et spes, el ser humano <<con su acción no sólo transforma las cosas y la sociedad, sino que se perfecciona a si mismo>>, es decir, se ennoblece ejerciendo el señorío sobre el mundo en sus diversas dimensiones. De ahí que no pueda renunciar a dicho señorío, como tampoco puede creerse un señor absoluto. Se trata de un señorío “dependiente” de su naturaleza de creatura, un señorío contemplado en el Plan de Dios-quien en verdad es el único <<Señor de Señores>>
G. Doig continúa explicando (3) que el mandato de Dios de someter la tierra es una invitación a cuidarla y cultivarla como creación suya, de acuerdo a su finalidad inscrita en su naturaleza, su lógica y orden propios. La creación le ha sido “dada” al ser humano, no ha sido creada por él. La recibe como un don que tiene su razón de ser no dependiente de la racionalidad del ser humano, aunque si descubierta por medio de su razón y con mayor profundidad por la fe. Por eso la racionalidad humana no es en primer lugar “ordenadora” sino descubridora” de la realidad. Sólo después de haber descubierto la realidad puede orientarla según el sentido que porta en sí misma, no según la mera opinión subjetiva de uno o de muchos.” “EL Plan de Dios muestra que el ser humano se debe relacionar con la naturaleza con inteligencia y a la vez con nobleza.”
El dominio del hombre sobre la naturaleza: desarrollo de la energía y los problemas ambientales.
Esta correlación inteligente con la naturaleza se ha corroborado en diversos aspectos del desarrollo humano, como en el caso de la energía. En palabras de Monseñor Martino (4): “la historia de la humanidad ha sido salpicada por revoluciones de diversos tipos. La primera revolución ocurrió hace miles de años, al final de la era del hielo, cuando el hombre empleo "conocimiento" para sembrar plantas y encontrar de esa manera una fuente más estable y predecible de alimentos. La segunda revolución empezó hace casi trescientos años atrás con la revolución industrial cuando el “conocimiento” fue empleado para obtener energía, ya no de animales o el viento sino del carbón y del vapor. Dicho descubrimiento científico desencadenó la acumulación de gases del efecto invernadero en la atmósfera.
Este manejo inicial de la energía a partir del carbón y de vapor de agua dio origen a la mecanización industrial al inicio de la revolución industrial, y permitió la extracción del carbono e hidrógeno acumulados en la naturaleza en la forma de combustibles fósiles.
Los combustibles fósiles son carbón, petróleo y gas natural y se encuentran depositados en la naturaleza, siendo las fuentes más importantes de energía. También son fuente de carbón e hidrógeno puestos a disposición del hombre por los planes amorosos de Dios Padre. Estos combustibles liberan energía por medio de la combustión del carbón y del hidrógeno que contienen.
A mediados del siglo XIX se profundiza el empleo de combustibles fósiles. Se inicia el uso del petróleo, después que diversos químicos comprendieron la importancia de refinarlo y utilizarlo como combustible para la iluminación, patentándolo bajo el nombre de "kerosene". Este reemplazó al aceite de ballena que se utilizaba para proveer iluminación al mundo a mediados del siglo XIX.
Durante el siglo XIX la explotación comercial del petróleo estuvo restringida a la producción de kerosene. No es hasta 1876 en que Nicolás Otto diseña el primer motor a pistones de cuatro tiempos y K. Benz y G. Daimler desarrollan el automóvil a gasolina, que se dan las bases para el posterior desarrollo del petróleo como fuente básica de energía.
Así, a principios del siglo XX, aparecen los primeros automóviles, los cuales son bienvenidos al reemplazar a los caballos que contaminaban el medio ambiente con bosta, luego se inicia la producción en serie del automóvil modelo Ford T, preparándose las condiciones para el desarrollo masivo de los vehículos automotores.
Esto ocurre entre el inicio y el final de la I Guerra Mundial, la que empezó a caballo y terminó con el empleo de vehículos motorizados, buques a petróleo y aeronaves.
Se inicia así el empleo masivo de los combustibles fósiles, al que se les une algunos años después el gas natural. Es este empleo masivo de combustibles fósiles el que ha posibilitado de manera importante el desarrollo actual de la humanidad.
Si se revisa lo que la Academia de Ciencias de Estados Unidos ha considerado entre los 20 más grandes logros de la ingeniería durante el siglo XX se encuentran la mecanización agrícola que incluye manufactura de fertilizantes y el desarrollo de tecnologías de petróleo y petroquímica, estos logros sólo se lograron con el empleo de los combustibles fósiles.
Pero aun más importante, es que el desarrollo de la humanidad estuvo basado en el empleo de cantidades cada vez más importantes de energía de muy bajo precio: la energía proveniente de los combustibles fósiles. Inicialmente se empleo el carbón, luego durante el siglo XX se empleó predominantemente el petróleo y en este siglo XXI el gas natural es cada vez más importante.
Por razones que no se tratan aquí, la producción de combustibles fósiles, específicamente el petróleo que es la mayor fuente de energía, estuvo en manos de muy pocas compañías hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX. Estas compañías, antes denominadas las 7 Hermanas y hoy Majors (Exxon, Mobil, Shell, Texaco, British Petroleum, Chevron y Gulf), controlaron hasta 1970 el flujo internacional de petróleo crudo, las refinerías y los mercados de productos refinados; lograron que el precio del petróleo estuviera muy ligado a los costos de producción con lo que el mundo accedió a energías de precios bajos.
Este entorno energetico favoreció la industrialización y con dicha industrialización la casa de la familia humana, como la llama S.S. Benedicto XVI, pasó de tener 1,000 millones habitantes hasta más de 6,000 millones que somos en la actualidad y aun es posible alimentar y dar cobijo a un mayor número de personas en nuestra casa familiar.
La energía de los combustibles fósiles proviene de la conversión química de la materia liberando energía. De manera muy simple un hidrocarburo combustiona liberando energía según:
CaHbNcSd+ O2+N2 è Energia+ CO2 +CO+NOx+ H2O+ HC +SOx + Particulados+ Cenizas
La combustión de hidrocarburos produce, entre otros, dióxido de carbono, monóxido de carbono, particulados, hidrocarburos sin quemar, vapor de agua, óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno y otros contaminantes.
Como consecuencia los combustibles fósiles son responsables en gran medida de diversos problemas ambientales (5)
v Calentamiento Global de la Atmósfera por el efecto invernadero debido a combustión de combustibles fósiles.
v Lluvia Acida proveniente de emisiones industriales incluyendo las proveniente de combustibles fósiles.
v Emisiones de óxidos de nitrógeno, óxidos de azufre e hidrocarburos no quemados producidos por los vehículos automotores que emplean combustibles fósiles.
v Producción de desechos industriales peligrosos.
Es así que los combustibles fósiles son responsables, de manera importante en lo que se denomina la Crisis Ecológica (cuestión ecológica)
S.S. Juan Pablo II trató de manera reiterada el problema de la crisis ecológica y enfrentó el problema de la energía. En su mensaje por la Jornada Mundial de la Paz de 1990 (1) indicó: “La disminución gradual de la capa de ozono y el consecuente «efecto invernadero» han alcanzado ya dimensiones críticas debido a la creciente difusión de las industrias, de las grandes concentraciones urbanas y del consumo energético. Los residuos industriales, los gases producidos por la combustión de carburantes fósiles, la deforestación incontrolada, el uso de algunos tipos de herbicidas, de refrigerantes y propulsores; todo esto, como es bien sabido, deteriora la atmósfera y el medio ambiente. De ello se han seguido múltiples cambios meteorológicos y atmosféricos cuyos efectos van desde los daños a la salud hasta el posible sumergimiento futuro de las tierras bajas.”
Los problemas del empleo de combustibles fósiles fue tratado por Monseñor Martino, representante de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, quien en 2001 (4) declaró que “la naturaleza requirió un millón de años para producir la cantidad de combustibles fósiles que la humanidad quema en un solo año. Las actividades del 25 por ciento de la población mundial son responsables por casi el 75 por ciento del los emisiones globales de los gases del efecto invernadero”….”El calentamiento global, como es llamado de manera popular, tiene una escala global. No reconoce fronteras, nacionalidades, ni divisiones culturales. Es el gran igualador con consecuencia no placenteras”.
La Santa Sede y el problema de la energía
La Santa Sede ha tenido un involucramiento de larga data en el problema ambiental y un cada vez mayor involucramiento en el problema energético. Así en 2001, S.S. Juan Pablo II dirigiéndose a personas que acogieron a los niños de Chernóbil hizo un llamado a “realizar un esfuerzo técnico, científico y humano, a fin de poner todas las energías al servicio de la paz, respetando las exigencias del hombre y de la naturaleza. De este compromiso depende el futuro de todo el género humano.” (6)
En Mayo del 2006, el Cardenal C. Migliori Representante de la Santa Sede ante la Naciones Unidas intervino (7) expresando que la “energía es central para alcanzar las metas del desarrollo sostenible. Con más 1,600 millones de personas que adolecen de acceso a la electricidad a nivel mundial y con 2,400 millones de personas empleando biomasa tradicional, se tiene un reto mayor en la erradicación de la pobreza y en el logro de los objetivos del milenio mejorando el acceso a servicios de energía confiables, accequibles y ambientalmente amigables. Existe también la urgente necesidad de transformar los sistemas globales de energía, por que las aproximaciones actuales están causando serios daños a la salud humana.”
Continuó expresando (7) “aun cuando en valor absoluto el empleo de energía renovable, a nivel mundial, ha venido aumentando de manera significativa, la participación de las energías renovables dentro de la energía primaria global ha aumentado de manera sólo marginal en las tres décadas pasadas. Algunas energías renovables son tecnologías maduras y son competitivas económicamente, aun así el desarrollo de las energías renovables continua siendo una necesidad humana, ecológica, económica y estratégica y debería tener una prioridad en los proyectos públicos de investigación. Por ejemplo, en calentamiento, iluminación y eventualmente en el transporte las celdas solares fotovoltaicas parecen ofrecer un potencial sostenible casi ilimitado. La investigación en este y otros campos debería ser buscada de manera vigorosa.”
Ese mismo año (2006), Monseñor Migliori (8) en su mensaje como representante de la Santa Sede ante las Naciones Unidas expresó que la Santa Sede “daba la bienvenida al progreso mencionado en la implantación de la Agenda 21…..Parece estar ganando momentum entre la gente que desarrolla políticas un mayor énfasis en energías renovables, combustibles y tecnologías limpias en las estrategias de desarrollo sostenible nacionales, aun cuando todos los actores, empezando con los estados deben hacer mucho más para parar y revertir las tendencias actuales en consumo y contaminación.”
Monseñor Migliori continuó expresando (8) que la Santa Sede esperaba que oportunidades como la entrada en operación del Protocolo de Kioto favorezcan la aplicación de una estrategia energética que sea al mismo tiempo global y compartida en el largo plazo, capaz de satisfacer las necesidades energéticas globales de corto y largo plazo, que proteja la salud humana y el medio ambiente y establezca compromisos precisos que enfrente de manera efectiva el problema del cambio climático.
Monseñor Migliori concluyó indicando (8) que si los combustibles fósiles iban a continuar empleándose durante "el futuro predecible" y si los estados van a confiar en "opciones híbridas en la mezcla energética", entonces se requiere invertir seriamente en tecnologías limpias. Esto como parte de estrategias nacionales e internacionales para disminuir tan rápido como sea posible el impacto de la contaminación en aire y mar de parte del transporte y otros sectores que continúan empleando tecnología atrasada.
Su S.S. Benedicto XVI en diversas oportunidades se ha referido con sentido de urgencia al problema energético. Así, ante la Pontifica Academia de Ciencias (9), en noviembre 2006, se refirió a la urgente necesidad de descubrir fuentes seguras y alternas de energía que estén disponibles para todos.
En su mensaje por la Jornada Mundial de la Paz del 2007 (10). S.S. Benedicto XVI nos recordó que S.S. Juan Pablo II había indicado que, además de la ecología de la naturaleza hay una ecología que se podía llamar « humana », y que a su vez requiere una «ecología social», por lo que la humanidad, si tenía verdadero interés por la paz, debía tener presente la interrelación entre la ecología natural, es decir el respeto por la naturaleza, y la ecología humana. La experiencia demuestra que toda actitud irrespetuosa con el medio ambiente conlleva daños a la convivencia humana, y viceversa. También nos recordó que se vía más claramente un nexo inseparable entre la paz con la creación y la paz entre los hombres y que una y otra presuponen la paz con Dios.
S.S. Benedicto XVI planteó luego, en dicho mensaje (10) el problema cada día más grave del abastecimiento energético que ayuda a comprender la relación entre estas ecologías. En palabras de S.S. “en estos años, nuevas naciones han entrado con pujanza en la producción industrial, incrementando las necesidades energéticas. Eso está provocando una competitividad ante los recursos disponibles sin parangón con situaciones precedentes. Mientras tanto, en algunas regiones del planeta se viven aún condiciones de gran atraso, en las que el desarrollo está prácticamente bloqueado, motivado también por la subida de los precios de la energía. ¿Qué será de esas poblaciones? ¿Qué género de desarrollo, o de no desarrollo, les impondrá la escasez de abastecimiento energético? ¿Qué injusticias y antagonismos provocará la carrera a las fuentes de energía? Y ¿cómo reaccionarán los excluidos de esta competición? Son preguntas que evidencian cómo el respeto por la naturaleza está vinculado estrechamente con la necesidad de establecer entre los hombres y las naciones relaciones atentas a la dignidad de la persona y capaces de satisfacer sus auténticas necesidades. La destrucción del ambiente, su uso impropio o egoísta y el acaparamiento violento de los recursos de la tierra, generan fricciones, conflictos y guerras, precisamente porque son fruto de un concepto inhumano de desarrollo. En efecto, un desarrollo que se limitara al aspecto técnico y económico, descuidando la dimensión moral y religiosa, no sería un desarrollo humano integral y, al ser unilateral, terminaría fomentando la capacidad destructiva del hombre.”
Un año después (2008), al hablar acerca de la familia humana en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, S.S. Benedicto XVI indicó (11): “La familia necesita una casa a su medida……. Para la familia humana, esta casa es la tierra, el ambiente que Dios Creador nos ha dado para que lo habitemos con creatividad y responsabilidad. Hemos de cuidar el medio ambiente: éste ha sido confiado al hombre para que lo cuide y lo cultive con libertad responsable, teniendo siempre como criterio orientador el bien de todos.”
S.S Benedicto XVI (11) continuó indicando que “los problemas que aparecen en el horizonte son complejos y el tiempo apremia.” Uno de dichos problemas es el de “la gestión de los recursos energéticos del planeta. A este respecto, se plantea una doble urgencia para los países tecnológicamente avanzados: por un lado, hay que revisar los elevados niveles de consumo debidos al modelo actual de desarrollo y, por otro, predisponer inversiones adecuadas para diversificar las fuentes de energía y mejorar la eficiencia energética. Los países emergentes tienen hambre de energía, pero a veces éste hambre se sacia a costa de los países pobres que, por la insuficiencia de sus infraestructuras y tecnología, se ven obligados a malvender los recursos energéticos que tienen.” (11)
Este énfasis fue reiterado por S.S. Benedicto XVI en la Encíclica Caritas in Veritate, (junio 2009) (12), estableciendo que “las cuestiones relacionadas con el cuidado y salvaguardia del ambiente han de tener debidamente en cuenta los problemas energéticos. En efecto, el acaparamiento por parte de algunos estados, grupos de poder y empresas de recursos energéticos no renovables, es un grave obstáculo para el desarrollo de los países pobres. Éstos no tienen medios económicos ni para acceder a las fuentes energéticas no renovables ya existentes ni para financiar la búsqueda de fuentes nuevas y alternativas. La acumulación de recursos naturales, que en muchos casos se encuentran precisamente en países pobres, causa explotación y conflictos frecuentes entre las naciones y en su interior. Dichos conflictos se producen con frecuencia precisamente en el territorio de esos países, con graves consecuencias de muertes, destrucción y mayor degradación aún. La comunidad internacional tiene el deber imprescindible de encontrar los modos institucionales para ordenar el aprovechamiento de los recursos no renovables, con la participación también de los países pobres, y planificar así conjuntamente el futuro.”
S.S. Benedicto XVI (12), planteó los medios para superar el problema indicando que había “una urgente necesidad moral de una renovada solidaridad, especialmente en las relaciones entre países en vías de desarrollo y países altamente industrializados. Las sociedades tecnológicamente avanzadas pueden y deben disminuir el propio gasto energético, bien porque las actividades manufactureras evolucionan, bien porque entre sus ciudadanos se difunde una mayor sensibilidad ecológica. Además, se debe añadir que hoy se puede mejorar la eficacia energética y al mismo tiempo progresar en la búsqueda de energías alternativas. Pero es también necesaria una redistribución planetaria de los recursos energéticos, de manera que también los países que no los tienen puedan acceder a ellos. Su destino no puede dejarse en manos del primero que llega o depender de la lógica del más fuerte. Se trata de problemas relevantes que, para ser afrontados de manera adecuada, requieren por parte de todos una responsable toma de conciencia de las consecuencias que afectarán a las nuevas generaciones, y sobre todo a los numerosos jóvenes que viven en los pueblos pobres, los cuales «reclaman tener su parte activa en la construcción de un mundo mejor»”.
S.S. Benedicto XVI terminó su mensaje indicando (12) que “esta responsabilidad es global, porque no concierne sólo a la energía, sino a toda la creación, para no dejarla a las nuevas generaciones empobrecida en sus recursos…… debemos considerar un deber muy grave el dejar la tierra a las nuevas generaciones en un estado en el que puedan habitarla dignamente y seguir cultivándola. Eso comporta «el compromiso de decidir juntos después de haber ponderado responsablemente la vía a seguir, con el objetivo de fortalecer esa alianza entre ser humano y medio ambiente que ha de ser reflejo del amor creador de Dios, del cual procedemos y hacia el cual caminamos».”
En 2009 Monseñor Miglioni en su presentación ante las Naciones Unidas (13), desarrolló los planteamientos de S.S. Benedicto XVI sosteniendo la necesidad de identificar una estratégia energética permanente y compresible que permita satisfacer necesidades energéticas de corto y largo plazo, logrando seguridad energética, protegiendo la salud y el medio ambiente y estableciendo compromisos para enfrentar los problemas el cambio climático. Esta política energética debe iniciar una transición pacífica hacia una más eficiente economía global que busque disminuir el consumo de energía y fomente el empleo de combustibles fósiles.
Monseñor Migliori especificó (13) que la promoción fuentes nuevas y renovables de energía, además de ser centro de esta estrategia, es importante para garantizar un desarrollo amplio a largo plazo, capaz de extenderse a las diferentes áreas del planeta.
El representante de la Santa Sede planteó la necesidad de avanzar en el campo de las energías renovables para ayudar a erradicar la pobreza. La cooperación energética debe orientarse a mitigar la pobreza, a ajustar instrumentos económicos y fiscales, a intercambiar información, transferir tecnología y las mejores prácticas energéticas.
Continuó su desarrollo indicando que (13) “al abordar las diversas tecnologías de energías renovables, solar, hidráulica y biológica, se observa que los países en desarrollo como grupo, tienen más del 40% de la capacidad instalada de energía renovable, más del 70% de la capacidad existente de agua caliente solar y el 45% de bio de combustible de la capacidad de producción de energía. Pero a menudo las tecnologías de bajo carbono, como las tecnologías solares, incluida la fotovoltaica, energía solar de concentración y la energía solar térmica, exigen incurrir en gastos iniciales muy altas. El acceso de personas pobres a esta innovación es esencial para permitir que los países en desarrollo puedan satisfacer su creciente demanda de energía y fomentar el desarrollo sostenible.”
“También se requiere mejorar el acceso a la energía de una mejor infraestructura, haciendo que instituciones locales puedan identificar el tipo de energía, incluyendo las formas de financiación y comercialización más adecuada para las complejas realidades de la zona. Debe promoverse el uso sostenible de recursos energéticos tradicionales, debe mejorarse la eficiencia energética existente y la conservación energética.”
El representante de la Santa Sede también planteó que los debates sobre identificación de servicios de energía asequibles, económicamente viables, socialmente aceptables y ecológicamente racionales y de recursos debían tener en cuenta los costos humanos y ambientales de largo plazo. Se planteó el desafío y oportunidad de las energías renovables para gobiernos y partes interesadas, para trabajar juntos en este problema. Las iniciativas de energías renovables debían basarse en la "justicia intergeneracional", que no deje a las generaciones futuras la carga de exagerado consumo de energía. Los programas de energía renovable deben garantizar una "solidaridad intergeneracional" más allá de fronteras nacionales y económicas donde la sociedad civil y las organizaciones religiosas pueden contribuir a crear conciencia sobre el uso de fuentes de energía renovables.
Monseñor Migliorí terminó indicando que “en el desarrollo de estrategias y políticas de energía nuevas y renovables, no hay "una talla para todos" fórmula. En su lugar, se requerirá la cooperación multidimensional, que pone la administración humana responsable de la tierra en el centro de los esfuerzos internacionales, nacionales e individuales para abordar las causas y consecuencias del cambio climático. Si bien este desafío se presenta una serie de retos científicos y económicos, a través de la firmeza de propósito y la compasión por el prójimo, seremos capaces de fomentar un planeta donde el deseo de cuidar de la tierra no es una consecuencia del miedo, sino un precursor a largo plazo del desarrollo económico y personal.” (13)
La Santa Sede, no sólo discute el problema energético sino que toma acción por ella misma, como lo informó Monseñor Migliori en la Conferencia sobre Cambio Climático en Copenhagen (14): “La Santa Sede en el pequeño estado de la Ciudad del Vaticano, también está haciendo esfuerzos significativos para tomar un liderazgo en la protección ambiental promoviendo e implantando proyectos de diversificación energética que tienen por objeto desarrollare energías renovables con el objeto de reducir las emisiones de CO2 y el consumo de combustibles fósiles”.
La Santa Sede busca diseminar una educación en responsabilidad ambiental, que al mismo tiempo guarde las condiciones morales de una auténtica ecología humana.Asím “muchas instituciones educativas Católicas están involucradas en promover este modelo de educación, a nivel de colegios y universidades. Más aun, Conferencias Episcopales, Diócesis, parroquias y ONG católicas han estado dedicadas a manejar un número de programas ecológicos ya por un cierto número de años.” (14)
El problema de la energía en clave latinoamericana.
Si bien es cierto que Latinoamérica en su conjunto es un exportador neto de energía y de combustibles fósiles, existe una enorme desigualdad en la distribución de recursos energéticos entre los países y entre las diversas regiones de los diversos países.
Así, tenemos países bendecidos por Dios con abundancia de recursos energéticos tanto combustibles fósiles como energías renovables como Venezuela, Brasil, Colombia, Ecuador y Argentina y tenemos países que son importadores netos de energía como Chile y Paraguay.
Las mayores desigualdades en los accesos a los recursos energéticos se da a nivel regional, sobre todo en algunos países andinos donde se mantiene la vigencia de la afirmación del Pontificio Consejo para la Justicia y Paz (15): “la gente pobre y sin tierra a menudo no tiene otro recurso que recoger y explotar la madera como combustible para cocinar y calentarse, y su sobreexplotación puede llevar a la deforestación y la desertificación”. Esto ocurre, por ejemplo en las altura andinas del Sur del Perú, donde cada año en el invierno austral ocurre el denominado friaje que mata decenas de niños en los Andes del Sur del Perú. Caritas Perú trabaja activamente en el sur peruano tratando de llevar abrigo a la niñez.
Existe aquí la necesidad de desarrollar tecnologías de muy bajo costo, empleando materiales nativos, que no incluyen madera, por no existir en las alturas andinas, e incluyendo ichu, para mejorar las viviendas del sur pobre ya alto andino del Perú.
El empleo de formas pasivas de calentamiento solar, mejoramiento de paredes de adobe para reducir el enfriamiento, empleo de combustores de lecho fluid izado empleando ichu y otras especies nativas de gramíneas, el mejoramiento de cocinas para reducir la contaminación ambiental al interior de las casas en el altiplano andino son algunos de los proyectos de investigación específicos que debemos plantearnos como docentes católicos trabajando en el área de la tecnología de procesos.
Bibliografía
(1) S.S. (Siervo de Dios) Juan Pablo II: Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz. 01 enero 1990.
(2) S.S. Juan Pablo II (Siervo de Dios) responsabilidades del hombre ante la vida II Evangelium Vitae 23.05.95.
(3) Germán Doig Klinge. Desafíos de la Tecnología: de Ícaro a Dédalo. VE 2001.
(4) Monseñor Renato R. Martino en Naciones Unidas: Declaración “Medio ambiente y desarrollo sostenible: Protegiendo del cambio climático global a las generaciones presente y futuras de la humanidad”. 28 de noviembre, 2001.
(5) Jaime Santillana y Julia Salinas de Santillana: “Contaminación ambiental, ingeniería de procesos y planteamientos desde una perspectiva Católica”. Universidad Nacional Ingeniería 2008.
(6) S.S. Juan Pablo II a un grupo de personas que acogieron a niños de Chernóbil el 26 abril del 2001.
(7) Cardenal Celestino Migliori Representante de la Santa Sede, intervención ante la Comisión en Desarrollo Sostenible (ECOSOC) de las Naciones Unidas. Nueva York 11 mayo 2006.
(8) Monseñor C. Migliori, intervención como representante de la Santa Sede en el 2do Comité de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Desarrollo Sostenible. 25 octubre del 2006.
(9) S.S. Benedicto XVI, discurso a los miembros de la Pontificia Academia de Ciencias el 06 de noviembre.2006.
(10) Su Santidad Benedicto XVI, Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz. 01 enero 2007.
(11) Su Santidad Benedicto XVI, Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz. 01 de enero 2008.
(12) Su Santidad Benedicto XVI, Carta Encíclica Caritas in Veritate. 29 junio, 2009.
(13) Monseñor Celestino Migliore, Intervención como Representante de la Santa Sede en la Sesión 64 de la Asamblea de las Naciones Unidas: Promoción de fuentes de energía, nuevas y renovables. Nueva York, 3 noviembre 2009.
(14) Monseñor Celestino Migliore, Intervención de la Santa Sede en el Plenario del segmento del alto nivel de la Conferencia de las Naciones Unidas en Cambio Climático. Copenhague, 17 diciembre 2009.
(15) Pontificio Consejo para la Justicia y Paz: Nota en la celebración del día mundial de la diversidad biológica. Mayo 22, 2002.
Energía y medio ambiente: “poner las energías al servicio de la paz, respetando las exigencias del hombre y la naturaleza”
Jaime Santillana, Julia Salinas de Santillana. Universidad Nacional Ingeniería. Facultad de ingeniería química y textil. Lima Perú. Noviembre 2010
La invitación al hombre para colaborar con Dios en perfeccionar la creación.
Al principio, Dios, una vez creado el cielo y el mar, la tierra y todo lo que ella contiene, crea al hombre y a la mujer y……. "vio Dios cuanto había hecho, y todo era muy bueno" (Gén. 1,31). Dios confió al hombre y a la mujer todo el resto de la creación. “La llamada a Adán y Eva, para participar en la ejecución del plan de Dios sobre la creación, avivaba aquellas capacidades y aquellos dones que distinguen a la persona humana de cualquier otra criatura y establecía una relación ordenada entre los hombres y la creación entera. Creados a imagen y semejanza de Dios, Adán y Eva debían ejercer su dominio sobre la tierra (Gén. 1,28) con sabiduría y amor.” (1)
Dios les encarga "sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla”. El texto bíblico evidencia la amplitud y profundidad de la soberanía que Dios da al hombre. Se trata, sobre todo, del dominio sobre la tierra y sobre cada ser vivo. (2)
En palabras de G. Doig (3) “se trata de una invitación a que colabore con Dios en la perfección de la creación, y de esta manera, mediante su actividad dé gloria al Creador”. “Como señala la Gaudium et spes, el ser humano <<con su acción no sólo transforma las cosas y la sociedad, sino que se perfecciona a si mismo>>, es decir, se ennoblece ejerciendo el señorío sobre el mundo en sus diversas dimensiones. De ahí que no pueda renunciar a dicho señorío, como tampoco puede creerse un señor absoluto. Se trata de un señorío “dependiente” de su naturaleza de creatura, un señorío contemplado en el Plan de Dios-quien en verdad es el único <<Señor de Señores>>
G. Doig continúa explicando (3) que el mandato de Dios de someter la tierra es una invitación a cuidarla y cultivarla como creación suya, de acuerdo a su finalidad inscrita en su naturaleza, su lógica y orden propios. La creación le ha sido “dada” al ser humano, no ha sido creada por él. La recibe como un don que tiene su razón de ser no dependiente de la racionalidad del ser humano, aunque si descubierta por medio de su razón y con mayor profundidad por la fe. Por eso la racionalidad humana no es en primer lugar “ordenadora” sino descubridora” de la realidad. Sólo después de haber descubierto la realidad puede orientarla según el sentido que porta en sí misma, no según la mera opinión subjetiva de uno o de muchos.” “EL Plan de Dios muestra que el ser humano se debe relacionar con la naturaleza con inteligencia y a la vez con nobleza.”
El dominio del hombre sobre la naturaleza: desarrollo de la energía y los problemas ambientales.
Esta correlación inteligente con la naturaleza se ha corroborado en diversos aspectos del desarrollo humano, como en el caso de la energía. En palabras de Monseñor Martino (4): “la historia de la humanidad ha sido salpicada por revoluciones de diversos tipos. La primera revolución ocurrió hace miles de años, al final de la era del hielo, cuando el hombre empleo "conocimiento" para sembrar plantas y encontrar de esa manera una fuente más estable y predecible de alimentos. La segunda revolución empezó hace casi trescientos años atrás con la revolución industrial cuando el “conocimiento” fue empleado para obtener energía, ya no de animales o el viento sino del carbón y del vapor. Dicho descubrimiento científico desencadenó la acumulación de gases del efecto invernadero en la atmósfera.
Este manejo inicial de la energía a partir del carbón y de vapor de agua dio origen a la mecanización industrial al inicio de la revolución industrial, y permitió la extracción del carbono e hidrógeno acumulados en la naturaleza en la forma de combustibles fósiles.
Los combustibles fósiles son carbón, petróleo y gas natural y se encuentran depositados en la naturaleza, siendo las fuentes más importantes de energía. También son fuente de carbón e hidrógeno puestos a disposición del hombre por los planes amorosos de Dios Padre. Estos combustibles liberan energía por medio de la combustión del carbón y del hidrógeno que contienen.
A mediados del siglo XIX se profundiza el empleo de combustibles fósiles. Se inicia el uso del petróleo, después que diversos químicos comprendieron la importancia de refinarlo y utilizarlo como combustible para la iluminación, patentándolo bajo el nombre de "kerosene". Este reemplazó al aceite de ballena que se utilizaba para proveer iluminación al mundo a mediados del siglo XIX.
Durante el siglo XIX la explotación comercial del petróleo estuvo restringida a la producción de kerosene. No es hasta 1876 en que Nicolás Otto diseña el primer motor a pistones de cuatro tiempos y K. Benz y G. Daimler desarrollan el automóvil a gasolina, que se dan las bases para el posterior desarrollo del petróleo como fuente básica de energía.
Así, a principios del siglo XX, aparecen los primeros automóviles, los cuales son bienvenidos al reemplazar a los caballos que contaminaban el medio ambiente con bosta, luego se inicia la producción en serie del automóvil modelo Ford T, preparándose las condiciones para el desarrollo masivo de los vehículos automotores.
Esto ocurre entre el inicio y el final de la I Guerra Mundial, la que empezó a caballo y terminó con el empleo de vehículos motorizados, buques a petróleo y aeronaves.
Se inicia así el empleo masivo de los combustibles fósiles, al que se les une algunos años después el gas natural. Es este empleo masivo de combustibles fósiles el que ha posibilitado de manera importante el desarrollo actual de la humanidad.
Si se revisa lo que la Academia de Ciencias de Estados Unidos ha considerado entre los 20 más grandes logros de la ingeniería durante el siglo XX se encuentran la mecanización agrícola que incluye manufactura de fertilizantes y el desarrollo de tecnologías de petróleo y petroquímica, estos logros sólo se lograron con el empleo de los combustibles fósiles.
Pero aun más importante, es que el desarrollo de la humanidad estuvo basado en el empleo de cantidades cada vez más importantes de energía de muy bajo precio: la energía proveniente de los combustibles fósiles. Inicialmente se empleo el carbón, luego durante el siglo XX se empleó predominantemente el petróleo y en este siglo XXI el gas natural es cada vez más importante.
Por razones que no se tratan aquí, la producción de combustibles fósiles, específicamente el petróleo que es la mayor fuente de energía, estuvo en manos de muy pocas compañías hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX. Estas compañías, antes denominadas las 7 Hermanas y hoy Majors (Exxon, Mobil, Shell, Texaco, British Petroleum, Chevron y Gulf), controlaron hasta 1970 el flujo internacional de petróleo crudo, las refinerías y los mercados de productos refinados; lograron que el precio del petróleo estuviera muy ligado a los costos de producción con lo que el mundo accedió a energías de precios bajos.
Este entorno energetico favoreció la industrialización y con dicha industrialización la casa de la familia humana, como la llama S.S. Benedicto XVI, pasó de tener 1,000 millones habitantes hasta más de 6,000 millones que somos en la actualidad y aun es posible alimentar y dar cobijo a un mayor número de personas en nuestra casa familiar.
La energía de los combustibles fósiles proviene de la conversión química de la materia liberando energía. De manera muy simple un hidrocarburo combustiona liberando energía según:
CaHbNcSd+ O2+N2 è Energia+ CO2 +CO+NOx+ H2O+ HC +SOx + Particulados+ Cenizas
La combustión de hidrocarburos produce, entre otros, dióxido de carbono, monóxido de carbono, particulados, hidrocarburos sin quemar, vapor de agua, óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno y otros contaminantes.
Como consecuencia los combustibles fósiles son responsables en gran medida de diversos problemas ambientales (5)
v Calentamiento Global de la Atmósfera por el efecto invernadero debido a combustión de combustibles fósiles.
v Lluvia Acida proveniente de emisiones industriales incluyendo las proveniente de combustibles fósiles.
v Emisiones de óxidos de nitrógeno, óxidos de azufre e hidrocarburos no quemados producidos por los vehículos automotores que emplean combustibles fósiles.
v Producción de desechos industriales peligrosos.
Es así que los combustibles fósiles son responsables, de manera importante en lo que se denomina la Crisis Ecológica (cuestión ecológica)
S.S. Juan Pablo II trató de manera reiterada el problema de la crisis ecológica y enfrentó el problema de la energía. En su mensaje por la Jornada Mundial de la Paz de 1990 (1) indicó: “La disminución gradual de la capa de ozono y el consecuente «efecto invernadero» han alcanzado ya dimensiones críticas debido a la creciente difusión de las industrias, de las grandes concentraciones urbanas y del consumo energético. Los residuos industriales, los gases producidos por la combustión de carburantes fósiles, la deforestación incontrolada, el uso de algunos tipos de herbicidas, de refrigerantes y propulsores; todo esto, como es bien sabido, deteriora la atmósfera y el medio ambiente. De ello se han seguido múltiples cambios meteorológicos y atmosféricos cuyos efectos van desde los daños a la salud hasta el posible sumergimiento futuro de las tierras bajas.”
Los problemas del empleo de combustibles fósiles fue tratado por Monseñor Martino, representante de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, quien en 2001 (4) declaró que “la naturaleza requirió un millón de años para producir la cantidad de combustibles fósiles que la humanidad quema en un solo año. Las actividades del 25 por ciento de la población mundial son responsables por casi el 75 por ciento del los emisiones globales de los gases del efecto invernadero”….”El calentamiento global, como es llamado de manera popular, tiene una escala global. No reconoce fronteras, nacionalidades, ni divisiones culturales. Es el gran igualador con consecuencia no placenteras”.
La Santa Sede y el problema de la energía
La Santa Sede ha tenido un involucramiento de larga data en el problema ambiental y un cada vez mayor involucramiento en el problema energético. Así en 2001, S.S. Juan Pablo II dirigiéndose a personas que acogieron a los niños de Chernóbil hizo un llamado a “realizar un esfuerzo técnico, científico y humano, a fin de poner todas las energías al servicio de la paz, respetando las exigencias del hombre y de la naturaleza. De este compromiso depende el futuro de todo el género humano.” (6)
En Mayo del 2006, el Cardenal C. Migliori Representante de la Santa Sede ante la Naciones Unidas intervino (7) expresando que la “energía es central para alcanzar las metas del desarrollo sostenible. Con más 1,600 millones de personas que adolecen de acceso a la electricidad a nivel mundial y con 2,400 millones de personas empleando biomasa tradicional, se tiene un reto mayor en la erradicación de la pobreza y en el logro de los objetivos del milenio mejorando el acceso a servicios de energía confiables, accequibles y ambientalmente amigables. Existe también la urgente necesidad de transformar los sistemas globales de energía, por que las aproximaciones actuales están causando serios daños a la salud humana.”
Continuó expresando (7) “aun cuando en valor absoluto el empleo de energía renovable, a nivel mundial, ha venido aumentando de manera significativa, la participación de las energías renovables dentro de la energía primaria global ha aumentado de manera sólo marginal en las tres décadas pasadas. Algunas energías renovables son tecnologías maduras y son competitivas económicamente, aun así el desarrollo de las energías renovables continua siendo una necesidad humana, ecológica, económica y estratégica y debería tener una prioridad en los proyectos públicos de investigación. Por ejemplo, en calentamiento, iluminación y eventualmente en el transporte las celdas solares fotovoltaicas parecen ofrecer un potencial sostenible casi ilimitado. La investigación en este y otros campos debería ser buscada de manera vigorosa.”
Ese mismo año (2006), Monseñor Migliori (8) en su mensaje como representante de la Santa Sede ante las Naciones Unidas expresó que la Santa Sede “daba la bienvenida al progreso mencionado en la implantación de la Agenda 21…..Parece estar ganando momentum entre la gente que desarrolla políticas un mayor énfasis en energías renovables, combustibles y tecnologías limpias en las estrategias de desarrollo sostenible nacionales, aun cuando todos los actores, empezando con los estados deben hacer mucho más para parar y revertir las tendencias actuales en consumo y contaminación.”
Monseñor Migliori continuó expresando (8) que la Santa Sede esperaba que oportunidades como la entrada en operación del Protocolo de Kioto favorezcan la aplicación de una estrategia energética que sea al mismo tiempo global y compartida en el largo plazo, capaz de satisfacer las necesidades energéticas globales de corto y largo plazo, que proteja la salud humana y el medio ambiente y establezca compromisos precisos que enfrente de manera efectiva el problema del cambio climático.
Monseñor Migliori concluyó indicando (8) que si los combustibles fósiles iban a continuar empleándose durante "el futuro predecible" y si los estados van a confiar en "opciones híbridas en la mezcla energética", entonces se requiere invertir seriamente en tecnologías limpias. Esto como parte de estrategias nacionales e internacionales para disminuir tan rápido como sea posible el impacto de la contaminación en aire y mar de parte del transporte y otros sectores que continúan empleando tecnología atrasada.
Su S.S. Benedicto XVI en diversas oportunidades se ha referido con sentido de urgencia al problema energético. Así, ante la Pontifica Academia de Ciencias (9), en noviembre 2006, se refirió a la urgente necesidad de descubrir fuentes seguras y alternas de energía que estén disponibles para todos.
En su mensaje por la Jornada Mundial de la Paz del 2007 (10). S.S. Benedicto XVI nos recordó que S.S. Juan Pablo II había indicado que, además de la ecología de la naturaleza hay una ecología que se podía llamar « humana », y que a su vez requiere una «ecología social», por lo que la humanidad, si tenía verdadero interés por la paz, debía tener presente la interrelación entre la ecología natural, es decir el respeto por la naturaleza, y la ecología humana. La experiencia demuestra que toda actitud irrespetuosa con el medio ambiente conlleva daños a la convivencia humana, y viceversa. También nos recordó que se vía más claramente un nexo inseparable entre la paz con la creación y la paz entre los hombres y que una y otra presuponen la paz con Dios.
S.S. Benedicto XVI planteó luego, en dicho mensaje (10) el problema cada día más grave del abastecimiento energético que ayuda a comprender la relación entre estas ecologías. En palabras de S.S. “en estos años, nuevas naciones han entrado con pujanza en la producción industrial, incrementando las necesidades energéticas. Eso está provocando una competitividad ante los recursos disponibles sin parangón con situaciones precedentes. Mientras tanto, en algunas regiones del planeta se viven aún condiciones de gran atraso, en las que el desarrollo está prácticamente bloqueado, motivado también por la subida de los precios de la energía. ¿Qué será de esas poblaciones? ¿Qué género de desarrollo, o de no desarrollo, les impondrá la escasez de abastecimiento energético? ¿Qué injusticias y antagonismos provocará la carrera a las fuentes de energía? Y ¿cómo reaccionarán los excluidos de esta competición? Son preguntas que evidencian cómo el respeto por la naturaleza está vinculado estrechamente con la necesidad de establecer entre los hombres y las naciones relaciones atentas a la dignidad de la persona y capaces de satisfacer sus auténticas necesidades. La destrucción del ambiente, su uso impropio o egoísta y el acaparamiento violento de los recursos de la tierra, generan fricciones, conflictos y guerras, precisamente porque son fruto de un concepto inhumano de desarrollo. En efecto, un desarrollo que se limitara al aspecto técnico y económico, descuidando la dimensión moral y religiosa, no sería un desarrollo humano integral y, al ser unilateral, terminaría fomentando la capacidad destructiva del hombre.”
Un año después (2008), al hablar acerca de la familia humana en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, S.S. Benedicto XVI indicó (11): “La familia necesita una casa a su medida……. Para la familia humana, esta casa es la tierra, el ambiente que Dios Creador nos ha dado para que lo habitemos con creatividad y responsabilidad. Hemos de cuidar el medio ambiente: éste ha sido confiado al hombre para que lo cuide y lo cultive con libertad responsable, teniendo siempre como criterio orientador el bien de todos.”
S.S Benedicto XVI (11) continuó indicando que “los problemas que aparecen en el horizonte son complejos y el tiempo apremia.” Uno de dichos problemas es el de “la gestión de los recursos energéticos del planeta. A este respecto, se plantea una doble urgencia para los países tecnológicamente avanzados: por un lado, hay que revisar los elevados niveles de consumo debidos al modelo actual de desarrollo y, por otro, predisponer inversiones adecuadas para diversificar las fuentes de energía y mejorar la eficiencia energética. Los países emergentes tienen hambre de energía, pero a veces éste hambre se sacia a costa de los países pobres que, por la insuficiencia de sus infraestructuras y tecnología, se ven obligados a malvender los recursos energéticos que tienen.” (11)
Este énfasis fue reiterado por S.S. Benedicto XVI en la Encíclica Caritas in Veritate, (junio 2009) (12), estableciendo que “las cuestiones relacionadas con el cuidado y salvaguardia del ambiente han de tener debidamente en cuenta los problemas energéticos. En efecto, el acaparamiento por parte de algunos estados, grupos de poder y empresas de recursos energéticos no renovables, es un grave obstáculo para el desarrollo de los países pobres. Éstos no tienen medios económicos ni para acceder a las fuentes energéticas no renovables ya existentes ni para financiar la búsqueda de fuentes nuevas y alternativas. La acumulación de recursos naturales, que en muchos casos se encuentran precisamente en países pobres, causa explotación y conflictos frecuentes entre las naciones y en su interior. Dichos conflictos se producen con frecuencia precisamente en el territorio de esos países, con graves consecuencias de muertes, destrucción y mayor degradación aún. La comunidad internacional tiene el deber imprescindible de encontrar los modos institucionales para ordenar el aprovechamiento de los recursos no renovables, con la participación también de los países pobres, y planificar así conjuntamente el futuro.”
S.S. Benedicto XVI (12), planteó los medios para superar el problema indicando que había “una urgente necesidad moral de una renovada solidaridad, especialmente en las relaciones entre países en vías de desarrollo y países altamente industrializados. Las sociedades tecnológicamente avanzadas pueden y deben disminuir el propio gasto energético, bien porque las actividades manufactureras evolucionan, bien porque entre sus ciudadanos se difunde una mayor sensibilidad ecológica. Además, se debe añadir que hoy se puede mejorar la eficacia energética y al mismo tiempo progresar en la búsqueda de energías alternativas. Pero es también necesaria una redistribución planetaria de los recursos energéticos, de manera que también los países que no los tienen puedan acceder a ellos. Su destino no puede dejarse en manos del primero que llega o depender de la lógica del más fuerte. Se trata de problemas relevantes que, para ser afrontados de manera adecuada, requieren por parte de todos una responsable toma de conciencia de las consecuencias que afectarán a las nuevas generaciones, y sobre todo a los numerosos jóvenes que viven en los pueblos pobres, los cuales «reclaman tener su parte activa en la construcción de un mundo mejor»”.
S.S. Benedicto XVI terminó su mensaje indicando (12) que “esta responsabilidad es global, porque no concierne sólo a la energía, sino a toda la creación, para no dejarla a las nuevas generaciones empobrecida en sus recursos…… debemos considerar un deber muy grave el dejar la tierra a las nuevas generaciones en un estado en el que puedan habitarla dignamente y seguir cultivándola. Eso comporta «el compromiso de decidir juntos después de haber ponderado responsablemente la vía a seguir, con el objetivo de fortalecer esa alianza entre ser humano y medio ambiente que ha de ser reflejo del amor creador de Dios, del cual procedemos y hacia el cual caminamos».”
En 2009 Monseñor Miglioni en su presentación ante las Naciones Unidas (13), desarrolló los planteamientos de S.S. Benedicto XVI sosteniendo la necesidad de identificar una estratégia energética permanente y compresible que permita satisfacer necesidades energéticas de corto y largo plazo, logrando seguridad energética, protegiendo la salud y el medio ambiente y estableciendo compromisos para enfrentar los problemas el cambio climático. Esta política energética debe iniciar una transición pacífica hacia una más eficiente economía global que busque disminuir el consumo de energía y fomente el empleo de combustibles fósiles.
Monseñor Migliori especificó (13) que la promoción fuentes nuevas y renovables de energía, además de ser centro de esta estrategia, es importante para garantizar un desarrollo amplio a largo plazo, capaz de extenderse a las diferentes áreas del planeta.
El representante de la Santa Sede planteó la necesidad de avanzar en el campo de las energías renovables para ayudar a erradicar la pobreza. La cooperación energética debe orientarse a mitigar la pobreza, a ajustar instrumentos económicos y fiscales, a intercambiar información, transferir tecnología y las mejores prácticas energéticas.
Continuó su desarrollo indicando que (13) “al abordar las diversas tecnologías de energías renovables, solar, hidráulica y biológica, se observa que los países en desarrollo como grupo, tienen más del 40% de la capacidad instalada de energía renovable, más del 70% de la capacidad existente de agua caliente solar y el 45% de bio de combustible de la capacidad de producción de energía. Pero a menudo las tecnologías de bajo carbono, como las tecnologías solares, incluida la fotovoltaica, energía solar de concentración y la energía solar térmica, exigen incurrir en gastos iniciales muy altas. El acceso de personas pobres a esta innovación es esencial para permitir que los países en desarrollo puedan satisfacer su creciente demanda de energía y fomentar el desarrollo sostenible.”
“También se requiere mejorar el acceso a la energía de una mejor infraestructura, haciendo que instituciones locales puedan identificar el tipo de energía, incluyendo las formas de financiación y comercialización más adecuada para las complejas realidades de la zona. Debe promoverse el uso sostenible de recursos energéticos tradicionales, debe mejorarse la eficiencia energética existente y la conservación energética.”
El representante de la Santa Sede también planteó que los debates sobre identificación de servicios de energía asequibles, económicamente viables, socialmente aceptables y ecológicamente racionales y de recursos debían tener en cuenta los costos humanos y ambientales de largo plazo. Se planteó el desafío y oportunidad de las energías renovables para gobiernos y partes interesadas, para trabajar juntos en este problema. Las iniciativas de energías renovables debían basarse en la "justicia intergeneracional", que no deje a las generaciones futuras la carga de exagerado consumo de energía. Los programas de energía renovable deben garantizar una "solidaridad intergeneracional" más allá de fronteras nacionales y económicas donde la sociedad civil y las organizaciones religiosas pueden contribuir a crear conciencia sobre el uso de fuentes de energía renovables.
Monseñor Migliorí terminó indicando que “en el desarrollo de estrategias y políticas de energía nuevas y renovables, no hay "una talla para todos" fórmula. En su lugar, se requerirá la cooperación multidimensional, que pone la administración humana responsable de la tierra en el centro de los esfuerzos internacionales, nacionales e individuales para abordar las causas y consecuencias del cambio climático. Si bien este desafío se presenta una serie de retos científicos y económicos, a través de la firmeza de propósito y la compasión por el prójimo, seremos capaces de fomentar un planeta donde el deseo de cuidar de la tierra no es una consecuencia del miedo, sino un precursor a largo plazo del desarrollo económico y personal.” (13)
La Santa Sede, no sólo discute el problema energético sino que toma acción por ella misma, como lo informó Monseñor Migliori en la Conferencia sobre Cambio Climático en Copenhagen (14): “La Santa Sede en el pequeño estado de la Ciudad del Vaticano, también está haciendo esfuerzos significativos para tomar un liderazgo en la protección ambiental promoviendo e implantando proyectos de diversificación energética que tienen por objeto desarrollare energías renovables con el objeto de reducir las emisiones de CO2 y el consumo de combustibles fósiles”.
La Santa Sede busca diseminar una educación en responsabilidad ambiental, que al mismo tiempo guarde las condiciones morales de una auténtica ecología humana.Asím “muchas instituciones educativas Católicas están involucradas en promover este modelo de educación, a nivel de colegios y universidades. Más aun, Conferencias Episcopales, Diócesis, parroquias y ONG católicas han estado dedicadas a manejar un número de programas ecológicos ya por un cierto número de años.” (14)
El problema de la energía en clave latinoamericana.
Si bien es cierto que Latinoamérica en su conjunto es un exportador neto de energía y de combustibles fósiles, existe una enorme desigualdad en la distribución de recursos energéticos entre los países y entre las diversas regiones de los diversos países.
Así, tenemos países bendecidos por Dios con abundancia de recursos energéticos tanto combustibles fósiles como energías renovables como Venezuela, Brasil, Colombia, Ecuador y Argentina y tenemos países que son importadores netos de energía como Chile y Paraguay.
Las mayores desigualdades en los accesos a los recursos energéticos se da a nivel regional, sobre todo en algunos países andinos donde se mantiene la vigencia de la afirmación del Pontificio Consejo para la Justicia y Paz (15): “la gente pobre y sin tierra a menudo no tiene otro recurso que recoger y explotar la madera como combustible para cocinar y calentarse, y su sobreexplotación puede llevar a la deforestación y la desertificación”. Esto ocurre, por ejemplo en las altura andinas del Sur del Perú, donde cada año en el invierno austral ocurre el denominado friaje que mata decenas de niños en los Andes del Sur del Perú. Caritas Perú trabaja activamente en el sur peruano tratando de llevar abrigo a la niñez.
Existe aquí la necesidad de desarrollar tecnologías de muy bajo costo, empleando materiales nativos, que no incluyen madera, por no existir en las alturas andinas, e incluyendo ichu, para mejorar las viviendas del sur pobre ya alto andino del Perú.
El empleo de formas pasivas de calentamiento solar, mejoramiento de paredes de adobe para reducir el enfriamiento, empleo de combustores de lecho fluid izado empleando ichu y otras especies nativas de gramíneas, el mejoramiento de cocinas para reducir la contaminación ambiental al interior de las casas en el altiplano andino son algunos de los proyectos de investigación específicos que debemos plantearnos como docentes católicos trabajando en el área de la tecnología de procesos.
Bibliografía
(1) S.S. (Siervo de Dios) Juan Pablo II: Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz. 01 enero 1990.
(2) S.S. Juan Pablo II (Siervo de Dios) responsabilidades del hombre ante la vida II Evangelium Vitae 23.05.95.
(3) Germán Doig Klinge. Desafíos de la Tecnología: de Ícaro a Dédalo. VE 2001.
(4) Monseñor Renato R. Martino en Naciones Unidas: Declaración “Medio ambiente y desarrollo sostenible: Protegiendo del cambio climático global a las generaciones presente y futuras de la humanidad”. 28 de noviembre, 2001.
(5) Jaime Santillana y Julia Salinas de Santillana: “Contaminación ambiental, ingeniería de procesos y planteamientos desde una perspectiva Católica”. Universidad Nacional Ingeniería 2008.
(6) S.S. Juan Pablo II a un grupo de personas que acogieron a niños de Chernóbil el 26 abril del 2001.
(7) Cardenal Celestino Migliori Representante de la Santa Sede, intervención ante la Comisión en Desarrollo Sostenible (ECOSOC) de las Naciones Unidas. Nueva York 11 mayo 2006.
(8) Monseñor C. Migliori, intervención como representante de la Santa Sede en el 2do Comité de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Desarrollo Sostenible. 25 octubre del 2006.
(9) S.S. Benedicto XVI, discurso a los miembros de la Pontificia Academia de Ciencias el 06 de noviembre.2006.
(10) Su Santidad Benedicto XVI, Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz. 01 enero 2007.
(11) Su Santidad Benedicto XVI, Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz. 01 de enero 2008.
(12) Su Santidad Benedicto XVI, Carta Encíclica Caritas in Veritate. 29 junio, 2009.
(13) Monseñor Celestino Migliore, Intervención como Representante de la Santa Sede en la Sesión 64 de la Asamblea de las Naciones Unidas: Promoción de fuentes de energía, nuevas y renovables. Nueva York, 3 noviembre 2009.
(14) Monseñor Celestino Migliore, Intervención de la Santa Sede en el Plenario del segmento del alto nivel de la Conferencia de las Naciones Unidas en Cambio Climático. Copenhague, 17 diciembre 2009.
(15) Pontificio Consejo para la Justicia y Paz: Nota en la celebración del día mundial de la diversidad biológica. Mayo 22, 2002.
Medio Ambiente e Iglesia Parte I
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